miércoles, 30 de septiembre de 2009

La ceremonia del té: China


-¿No te sorprende lo que una cosa como el té puede llegar a influir en tantos lugares del mundo? ¿Que algo que prácticamente es beber agua sucia haga que cualquiera se quede contemplando como un filósofo, y sintiendo como un poeta?

Hace poco le escribía esto a una amiga. Y verdaderamente es una pregunta que me hago cada vez que me siento delante de una taza de té. Por eso que querido inaugurar esta sección de Magia Ritual con un recorrido por las más representativas ceremonias del té del mundo: la china, la japonesa, la árabe, y la inglesa/occidental. Un recorrido demasiado resumido para mi gusto y para quien verdaderamente esté interesado, pero que espero descubra un poco de este mundo a quien no lo estuviera.

Los orígenes del té se pierden en múltiples leyendas, pero parece encontrarse entre las primeras bebidas jamás preparadas por el hombre, hace 5.000 años. Y las leyendas colocan por igual el suelo nativo del té tanto en china como en el norte de la India. Desde luego, aunque se produjera en menores cantidades, en la India la costumbre de tomar té se popularizó bajo la dominación inglesa, mientras que en China siempre había existido una cultura casi mística en torno a esa bebida. Precisamente gracias al té se había desarrollado una de sus más famosas manifestaciones artísticas: la porcelana. De modo que resulta mucho más interesante para esta pequeña serie sobre las ceremonias que han cautivado a oriente y occidente, a pesar de que casi cada país asiático tiene su ritual propio.

La leyenda China atribuye su descubrimiento al emperador Shen (o Chen) Nung, el cual había ordenado, como medida higiénica, que se hirviera siempre el agua antes de ser bebida. En una ocasión en la que descansaba bajo la sombra de un árbol silvestre de té, una hojas cayeron sobre su agua provocando una infusión que le hizo sentirse revitalizado. El té, chá.

Pronto pasó de ser una infusión medicinal a una bebida refinada y aristocrática, asociada a la poesía y la elevación espiritual. El antiguo Wang-Yu-Chang hablaba así del té: algo que llegaba al fondo de su alma como una llamada directa, con esa delicada aspereza que recuerda al gusto de un buen consejo. Y So-Tung-Pa decía de él que: el poder de la pureza del té desafiaba lo corrupto, al igual que hace un hombre virtuoso.

A lo largo de la historia, la ceremonia china del té ha variado casi tanto como el propio país. Originalmente se hacían unas pastillas compactas, muy elaboradas, que luego se tostaban, desmenuzaban y tomaban casi como una sopa, con cebollas dulces y especias fuertes. En una dinastía posterior, el polvo de esas pastillas se batía hasta hacer una mezcla espumosa, aderezada con aromas suaves, como aceites esenciales de flores. Más tarde, se elaboraba como un elixir liviano y ausente de cualquier cosa que no fuera agua y el propio té en infusión, que es el modo que ha perdurado. En todos los casos, las hojas de té se reutilizaban una y otra vez y se trataba de té verde, pues el negro no se comienzaría a fermentar hasta el siglo XV.

El té continúa consumiéndose en ingentes cantidades por toda China. Si en su momento fue presente de emperadores, ahora se emplea para agasajar los invitados, antes incluso que las bebidas alcohólicas. La riqueza e importancia que la ceremonia del te ha tenido y tiene se refleja en sus variados y elaborados juegos y teteras, característicos cada uno de una región y escuela diferente.

Y en torno a las famosas casas de té, es la verdad, se ha forjado la misma historia de china.

3 comentarios:

  1. Es interesante que los orígenes del té los ubiques en el panorama oriental, porque ciertamente hasta allí se remiten. Es frecuente la creencia de que el té tiene su origen y su mejor representación en la nobleza inglesa.

    Sería muy interesante otra reflexión análoga en torno al café.

    Gracias.

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  2. W.,

    Me encanta que te haya gustado mi entrada, y me anima mucho a seguir escribiendo sobre algo que veo que no es ampliamente conocido.

    Respecto al café, me parece una gran idea, queda en el tintero para cuando acabe la serie del té.

    Gracias por pasarte por aquí, un saludo.

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  3. Isabel:

    Me ha encantado el post!!! Tienes que leer a Wenceslau de Moraes, un portugués del diglo XIX que escribió un librito que se llama "O culto do chá". Es muy interesante y tiene todo que ver con este post.

    Un saludo,
    Madalena OM

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